domingo, 29 de enero de 2012

¿Qué le queda al Gobierno?. Artículo de Domingo Fontiveros

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Podría pensarse que la oposición "la tiene fácil". Pero no es así...
DOMINGO FONTIVEROS
eluniversal.com/



A pocos días de la celebración de elecciones abiertas y voluntarias para que la ciudadanía que así lo decida concurra a votar por sus candidatos a representar a la oposición y a la disidencia frente al régimen, para responsabilidades ejecutivas a nivel de presidente, gobernador y alcalde, luce oportuno hacer algunas consideraciones en respuesta a esa pregunta.

Lo primero que le queda al Gobierno es poco tiempo. Poco menos de 8 meses después de las primarias de oposición. En ese lapso tendrá que revertir lo que se ha revelado como una tendencia al debilitamiento de sus simpatías en la opinión pública y la inmensa expectativa levantada en torno al extraordinario hecho de una oposición organizada para unas primarias sin precedentes y un esfuerzo unitario posterior con miras a las elecciones de octubre.

Frente a ello, al Gobierno le queda poco nuevo qué decir. Entre otras razones, porque ya lo ha dicho todo, varias veces. Y ha hecho poco para construir el país mejor tan frecuentemente ofrecido para beneficio de la colectividad. El Gobierno está amarrado por sus propias palabras y no le queda sino seguir repitiéndose a sí mismo. Habrá quien le siga creyendo, pero esa minoría no le alcanza para ganar.

No es casual que al Gobierno le queden pocos amigos en el mundo, pero incluso entre éstos, la cercanía cómoda del pasado ha sido reemplazada por una discreta distancia apenas la suficiente para seguir firmando acuerdos comerciales para llenar al país de productos extranjeros, desde café hasta tanques de guerra. En muchos casos, en terrible detrimento del empleo y la producción nacional.

Con lo poco que le queda al Gobierno en estos terrenos, podría pensarse que la oposición "la tiene fácil". Pero no es así. El problema para la oposición -y el país- es que al Gobierno le quedan muchos recursos. Mucho dinero, menos que antes, aunque todavía mucho, que le viene sin mucho esfuerzo del petróleo y que mantiene en Banco Central y acaso otros fondos oficiales. Le queda mucha gente en organismos clave del poder público desde donde maneja hilos estratégicos de control político, incluyendo fuerza armada. Y muchos activistas motivados por ideas extremistas y fondos presupuestarios.

Con ello tiene mucho juego por delante, pero dadas las circunstancias anímicas predominantes en el ambiente nacional, tendrá que cuidarse de no cruzar ese límite delgado entre lo sublime y lo ridículo al utilizar sus fuerzas.

¿Puede la candidatura opositora remontar estos fuertes del Gobierno? Explotar las debilidades del régimen y potenciar las fortalezas propias es el camino a seguir. El oficialismo sabe que no puede contar sólo con sus incondicionales para ganar limpiamente. Y la oposición no puede confiar que sus incondicionales sean suficientes para acumular los votos necesarios. Ambos pueden verse forzados a colocarse en un "centro político" para captar las adhesiones requeridas. Y el triunfo premiará a quien sepa definir cuál es y dónde está ese centro del espectro político.

Dada la rigidez del discurso oficialista y la merma en su credibilidad, la ventaja decisiva a este respecto debe estar del lado de las fuerzas opositoras. En dos semanas tendremos los resultados del primer y brillante paso en la contienda electoral.

dfontiveros@cantv.net

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